Elegir los lentes adecuados para mantener los ojos saludables

sábado, 24 de enero de 2009


Al igual que ocurre con la piel, la vista debe ser protegida de los rayos UV. Cuáles son los anteojos ideales para una jornada al aire libre, hacer deporte, ir a la playa o pasear por la ciudad a pleno sol.

Las gafas de sol son todo un manifiesto de estilo. Pero también son un complemento a los mecanismos naturales del ojo para protegerse de la luz solar. Durante el verano la temperatura es cada vez más alta y el sol arremete con toda su fuerza, razón por la cual resulta necesario tomar todos los recaudos para protegerse. En cuanto a la salud de la piel, el incremento de información ha generado una notable toma de consciencia.
Sin embargo, todavía falta recorrer un largo camino en lo que respecta a la necesidad de proteger la salud ocular, pues los ojos también sufren la exposición excesiva y prolongada a los rayos ultravioletas (UV) y por eso es fundamental brindarles la mayor protección.
Para poder pasar un día al aire libre, hacer deporte, irse de vacaciones o bien transitar por la ciudad en un día de pleno sol, la primera opción es tener siempre a mano un par de anteojos de sol que puedan frenar la llegada directa de los rayos UV a los ojos.
No obstante, es recomendable que los vidrios cuenten con protección contra los rayos UV del ciento por ciento a fin de contar con la mayor seguridad. Este tipo de lente es el que debemos comprar para protegernos del sol, y la característica del 99 por ciento de bloqueo debe contar con la garantía de la fábrica. Algunos lentes pueden traer un texto referido a “absorción hasta 400nm”, que es lo mismo que decir: filtro 100 por ciento de UV.
Lamentablemente en nuestro mercado existen lentes de muy mala calidad que si bien pueden absorber algo de RUV, el ojo no está bien protegido. Esto es muy preocupante, pues estos lentes, también bloquean el espectro de luz visible, lo que causaría una dilatación de la pupila y aumentaría así el ingreso hacia el interior del ojo de aquellos RUV que no bloquea adecuadamente, pudiendo entonces provocar un daño a la retina.
La propiedad que un anteojo tiene para filtrar la RUV (Filtro UV), esta dada por el agregado de sustancias químicas (cromóforos) al material del lente, durante su fabricación. Estos cromóforos son los que absorben la radiación UV, y tienen poco o ningún efecto sobre el color del lente, lo que significa que el color no indica nada sobre las propiedades protectoras de los RUV. Por lo tanto, hay que tener en cuenta que no es recomendable adquirir lentes de sol en los puestos callejeros, porque es muy dificil saber si pasaron o no los controles sanitarios adecuados.
Otro dato a tener en cuenta es que, contrariamente a lo que mucha gente piensa, el color de los vidrios no guarda relación con el grado de protección: se puede tener un vidrio prácticamente transparente y compararlo con otro más oscuro y, mientras ambos cuenten con la calidad adecuada, el resultado será el mismo.
De todas maneras, hay algunas diferencias en cómo se ven los objetos según los colores de los lentes. Los de color marrón, filtran las radiaciones azules. Aumenta el contraste y la profundidad de campo y es ideal para los deportes al aire libre, ya que produce un efecto relajante.
En cambio, los de color gris mantienen la fidelidad cromática. Distorsionan en menor grado los colores reales. Ideales para trabajar en ambientes de iluminación irregular e indicados para profesionales que necesiten una gran percepción cromática.
Por otro lado, es importante destacar que el ojo cuenta con sus propios mecanismos de protección: la pupila se contrae con el aumento de la luminosidad, con lo que llegan menos radiaciones, y el cristalino es un filtro natural. Pero, en ciertas circunstancias, pueden no ser suficientes.
Por ejemplo, en las máximas horas de exposición al sol (el 70 por ciento de la luz ultravioleta llega de las 10 a las 14), en algunos lugares (como zonas donde existe gran daño de la capa de ozono), a mayor altitud, y en ciertas superficies que reverberan la luz (fundamentalmente, la montaña, que refleja un 80 por ciento de los rayos solares y el agua, un 20 por ciento). Por eso la protección es obligatoria en montañeros, deportes acuáticos o esquiadores.
Para aquellos que necesitan anteojos o lentes de contacto recetados, lo ideal es utilizar la variante fotosensible que permite lograr un oscurecimiento que, ante la llegada directa de la radiación, protege los ojos.
De esta forma es posible contar con anteojos o lentes claritos como se necesita para la vida cotidiana y oscuros ante el menor indicio de daño para la calidad visual. Igualmente, hay que asegurarse que cuenten con protección ultravioleta, al margen de la posibilidad que tienen de adaptarse a los cambios de luz.
Las consecuencias más frecuentes son las lesiones sobre la superficie ocular y la córnea. Asimismo, en situaciones de exposición prolongada y durante años, se ha detectado una disminución en la edad de las personas con cataratas.
Vale recordar, que la exposición a los RUV es “acumulativa”, lo que significa, que si las personas no se protegen de estas radiaciones, podrá sufrir las lesiones en la edad adulta o vejez.

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